viernes, 8 de abril de 2016

Organismos Bioluminiscentes de la Tierra Interna

La idea de que nuestro planeta consiste de un interior hueco, o en forma de panal no es nuevo. Algunas de las culturas más antiguas hablan de civilizaciones que residen en enormes ciudades subterráneas, dentro de las entrañas de la tierra. Según a ciertas tradiciones budistas e hindúes, unos túneles secretos conectan al Tíbet con un paraíso subterráneo, y ellos llaman a este legendario mundo subterráneo Agartha. En la India, este oasis subterráneo es mejor conocido por el nombre en sánscrito, Shambhala, el que se cree que significa 'lugar de tranquilidad'. Las mitologías de todo el mundo, desde América del Sur hasta el Ártico, describen numerosas entradas a estos reinos interiores de fábula. Muchas organizaciones ocultas, autores esotéricos y sociedades secretas están de acuerdo con estos mitos y leyendas de los habitantes subterráneos, quienes son los restos de civilizaciones antediluvianas, que buscaron refugio en cavernas dentro del interior de la tierra.

Suponiendo que estos mitos son verdad, y que la tierra es parcialmente hueca, ¿cómo podría la vida sobrevivir bajo tierra? ¿cómo reciben los organismos la ventilación requerida para respirar a millas por debajo de la superficie? Los árboles de la superficie y las selvas tropicales son responsables de menos de un tercio del oxígeno de la Tierra, mientras que las plantas marinas, como el fitoplancton, son responsables de entre el 70 y el 80 por ciento del oxígeno en la atmósfera de la Tierra. La gran mayoría de nuestro oxígeno proviene de los organismos acuáticos.

El fitoplancton, el quelpo y las algas marinas producen oxígeno como un subproducto de la fotosíntesis, un proceso que convierte el dióxido de carbono y la luz en azúcares, lo que luego se utiliza para obtener energía. Si bien el proceso de la fotosíntesis por lo general implica la presencia de la luz solar, el Sol no es la única fuente de luz, o energía disponible capaz de encender la fotosíntesis.

Antes del descubrimiento de los respiraderos hidrotermales y sus ecosistemas, los científicos creían que sólo animales pequeños vivían en el fondo del océano, en los sedimentos del fondo marino. Se especuló que estos animales recibían su comida desde arriba, ya que el modelo establecido de la cadena alimentaria marina dependía de la luz solar y la fotosíntesis, al igual que lo hace la cadena alimentaria terrestre. La academia convencional enseñó que esta era la única manera con que la vida podría sobrevivir en la oscuridad del fondo del mar profundo. El descubrimiento de las fuentes hidrotermales cambió todo eso. Se hizo evidente que grandes comunidades de animales crecían rápidamente y más grandes en tamaño de lo que se esperaba en las profundidades, sin la ayuda del Sol.

En lugar de utilizar la luz para crear materia orgánica (fotosíntesis), los microorganismos en la parte inferior de la cadena alimenticia en los respiraderos hidrotermales utilizan sustancias químicas tales como el sulfuro de hidrógeno (quimiosíntesis). En el fondo del mar, hay ecosistemas prósperos que reciben la energía no del sol, sino del calor y los productos químicos proporcionados por el propio planeta. Para miles de las especies que habitan en las profundidades, la energía necesaria para mantener la vida no fluye para abajo desde arriba, sino que viene desde el interior de la tierra.

Incluso en el improbable escenario donde cada árbol fuera talado, todavía seriamos capaces  de respirar gracias a la vida vegetal acuática (ej. Algas). La Tierra tiene una enorme cantidad de agua, y estos océanos, ríos, lagos están llenos de numerosas especies de organismos biológicamente activos, productores de oxígeno. ¿Que proporcionaría la luz necesaria para ver, o para causar la fotosíntesis necesaria para la vida vegetal que supuestamente existe en estos mundos internos?


Es fascinante cómo algunos organismos, tales como bacterias o algas, pueden producir luz o brillar en la oscuridad. La palabra para esta habilidad aparentemente mágica se llama "bioluminiscencia", la que viene de "bio", que significa vida, y "Lumin", que significa luz. La mayoría de este plancton se ilumina en color azul, pero unos pocos brillan en rojo, verde o naranja. Algunos diminutos animales plancton (zooplancton) son lo suficientemente grandes como para ser detectados a simple vista. La mayor parte del zooplancton bioluminiscente no brillan en la oscuridad por sí mismos, sino que en cambio chorrean grumos de productos químicos que brillan intensamente en el agua.

El zooplancton utiliza a veces la bioluminiscencia para atraer a una pareja, o para formar enjambres reproductivos. No sólo es la bioquímica de la naturaleza fascinante, sino que también puede ser extremadamente hermoso, especialmente en torno al fondo de una cueva oscura y brumosa. Gusano de resplandor es el nombre común para los diversos grupos de larvas de insectos y de forma de larvas hembras adultas que brillan a través de la bioluminiscencia. A veces pueden parecerse a los gusanos, pero en realidad son insectos. El resplandor que producen, a través de una reacción química, es muy eficiente; casi el 100% de la energía de entrada se convierte en luz (compara esto con los mejores diodos emisores de luz, en apenas 24%). Australia y Nueva Zelanda tienen algunas de las cuevas más espectaculares, donde se pueden realizar excursiones guiadas para presenciar este fenómeno natural de cerca. (Ver video abajo)

¿Por qué algunos hongos emiten luz? La creación de luz no es común en los hongos; los científicos han descrito alrededor de 100,000 especies de hongos, y sólo 75 brillan. El trabajo de laboratorio ha demostrado que el resplandor de este hongo en particular no se produce al azar o por accidente. Los científicos encontraron que estos hongos hacen su luz más que nada por la noche, por lo que se llevaron a cabo experimentos para determinar el por qué. Los resultados indicaron que los hongos atraen insectos, los que luego propagan las esporas del hongo donde hay muy poco o nada de viento. Se ha encontrado que las condiciones que afectan el crecimiento de hongos, tales como el pH, la luz y la temperatura, influyen en la bioluminiscencia, lo que sugiere una relación entre la actividad metabólica y la bioluminiscencia fúngica.

Según los estudios (al los que el libro hace referencia) en ambientes oscuros, los cuerpos frutales bioluminiscentes pueden estar a una ventaja mediante la atracción de insectos y otros artrópodos que podrían ayudar a dispersar sus esporas. Si esta conclusión es válida, uno podría razonablemente hipotetizar, de que los entornos con poco o nada de viento, tales como las cavernas subterráneas profundas, potencialmente podrían albergar una proporción especialmente alta de hongos luminiscentes.

¿Hay algunas fuentes conocidas de alimento disponible que pueden servir para una gran población humana? ¿Qué pruebas existen de que una biosfera sustentable podría existir a millas por debajo de la superficie, totalmente aislada de la alimentación y el ciclo de vida establecida proporcionada por el sol? ¿Dónde se encuentran las entradas a la Tierra Interna, y que razas habitan en el interior?

El autor y antropólogo, Robert Sepehr, explora estas preguntas y los intentos en desbloquear sus acertijos, los que han eludido cualquier consideración seria en el mundo académico convencional. Numerosos esfuerzos se han realizado para acceder al interior de la tierra.

Expediciones polares y batallas, tales como la Operación Highjump, siguen estando en gran medida clasificadas, y se han mantenido en secreto durante décadas, pero las revelaciones científicas que van validando los rumores en torno a estos eventos encubiertos, y sus implicaciones, finalmente están siendo expuestos a la luz. ¿Cuáles son los misterios de la Tierra Interna?



Proximamente en español.



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Los indios Hopi aclaman que sus antepasados emergieron del bajo mundo


Los indios Hopi sostienen que sus antepasados no llegaron desde el norte, ni en barco, sino que en lugar subieron a la superficie desde el inframundo. El lugar específico de la aparición de la leyenda Hopi se encuentra en el interior del Gran Cañón, una abertura encantada a los misteriosos rincones de la tierra.

Las historias de los indios nativos afirman que el Gran Cañón se formó al resultado de un gran diluvio, el que ahogó al tercer mundo anterior, los que habían olvidado el camino de la divinidad. La cosmología Hopi especifica que, este es el lugar de donde los Hopi salieron de su refugio subterráneo después de que la inundación había destruido el tercer mundo.

Se dice que varios puntos de entrada al mundo interior se encuentran en su tierra en el Cañón, uno de los cuales es honrado en la ceremonia como la morada de una raza de origen antiguo. Un sitio sagrado, es estrictamente fuera de los límites para todos, excepto para el pueblo Hopi. La historia alega además que los Hopi fueron asistidos por unas personas (hormigas) 'insectoides' que vivían en el mundo interior, en cuevas y cavernas, unos pálidos humanoides con extremidades delgadas y con la espalda ligeramente arqueada.

El Instituto Smithsonian pudo haber descubierto artefactos dentro de una caverna enorme con intrincados pasajes y habitaciones, incluyendo tabletas que llevan jeroglíficos. Un artículo publicado en La Gaceta de Arizona el 5 de abril de 1909, dice que el Gran Cañón fue una vez el hogar de una civilización perdida, que consistía en personas de proporciones gigantescas.

También se menciona el descubrimiento de una enorme ciudadela subterránea por un explorador llamado G. E. Kinkaid, mientras navegaba por el río Colorado. La entrada a la ciudad se encontraba al final de un túnel que supuestamente se extendía por casi una milla bajo tierra. ¿Podrían seguir existiendo todavía civilizaciones en las profundidades de la tierra? Si es así, ¿dónde se encuentran las entradas a estos mundos internos, y qué razas habitan?

El autor y antropólogo, Robert Sepehr, explora estas preguntas y los intentos en desbloquear sus acertijos, los que han eludido cualquier consideración seria en el mundo académico de la corriente principal.



Proximamente en español.

Lee: Gods with Amnesia: Subterranean Worlds of Inner Earth


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jueves, 7 de abril de 2016

El misterioso planeta X parece perturbar la órbita de la nave Cassini


La idea del noveno planeta en el Sistema Solar gana fuerza. Investigadores han presentado pruebas de pequeñas perturbaciones en la órbita de la nave espacial Cassini causadas por el nuevo planeta. Y podría ser descubierto al final de este año.

Agnès Fienga, del Observatorio Côte Azur en Francia, y sus colegas, han estado trabajando en un modelo detallado del sistema solar durante más de una década. Han trazado la órbita hipotética y el tamaño del planeta Nueve en su modelo, para ver si encaja.

Se calcula que el planeta 9, o planeta X, es alrededor de 4 veces más grande que la Tierra, y tiene 10 veces su masa. Tarda entre 10.000 y 20.000 años en orbitar el Sol. Un planeta tan grande puede estar escondido en muchos lugares, y esos lugares están muy lejos de la Tierra. Fienga encontró un hogar potencial para el planeta Nueve, a unas 600 unidades astronómicas (UA) desde aquí.

Esa cantidad de masa en la ubicación estimada podría ser responsable de las perturbaciones en la órbita de Cassini, la nave de la NASA que lleva años estudiando Saturno y su sistema de lunas, informa Universe Today.

Por feliz coincidencia, la ubicación predicha por este estudio en el cielo está en la constelación de Cetus, en el hemisferio sur. Esto significa que se encuentra en el campo de visión del Dark Energy Survey, un proyecto que está estudiando la aceleración del universo. El Dark Energy Survey no está diseñado para buscar objetos planetarios, pero se ha encontrado con éxito al menos un objeto helado.

Hay otras maneras en que se podría confirmar la existencia del Planeta Nueve. Si es tan grande como se piensa, entonces puede irradiar suficiente calor interno como para ser detectado por instrumentos diseñados para estudiar el fondo cósmico de microondas (CMB).

Esta investigación se suma a la predicción presentada en enero por Konstantin Batygin y Mike Brown, del Instituto de Tecnología de California. Su estudio avalaba la existencia del planeta 9 por anomalías en el comportamiento de seis objetos diferentes del Cinturón de Kuiper.

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